Un tren ecológico, seguro, eficiente, regular y avanzado

Un tren ecológico, seguro, eficiente, regular y avanzado

Tomás Van de WalleSebastián Pérez González y
Oscar Bermejo García.

Publicado en los periódicos La Provincia y El Día, 4 de octubre de 2020 

Hemos recibido hace pocos días la noticia de que el Gobierno de Canarias y los cabildos de Gran Canaria y de Tenerife han acordado enviar los proyectos de trenes insulares para acogerse a los fondos que la Unión Europa promueve para la recuperación económica tras la crisis sanitaria que en estos momentos nos azota con especial virulencia.

Este hecho es revelador del escaso, en realidad inexistente, debate público que una inversión de esa magnitud hubiese requerido. No solamente debería haber habido un debate en la sociedad civil sino en la institución política por excelencia para la deliberación, previa a la adopción de decisiones de gran trascendencia: el Parlamento de Canarias, en donde están representadas las principales fuerzas políticas del Archipiélago. No podemos afirmar en puridad que los proyectos de trenes sean desconocidos por la opinión pública de Canarias, pues se ha venido hablando de ellos desde hace más de diez años, pero como iniciativas propias de los respectivos cabildos. Sin embargo, el debate político y social en este largo período ha sido muy escaso.

Estamos ante una nueva decisión política muy importante y esto requiere que se tome en serio a los ciudadanos y se busque sin titubeos proporcionar la mayor información y generar un debate social al respecto, aunque la decisión final corresponda a los responsables políticos legitimados. El proyecto de tren desde la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria al sur de la isla ha sufrido muchas modificaciones y a día de hoy el recorrido parte del parque de San Telmo y finaliza en el barranco de Tirajana. Estos datos y los demás elementos centrales del proyecto deberían haberse ofrecido a la opinión pública que puede creer que el tren finaliza su trayecto en el núcleo turístico mismo. Es también importante reseñar que el proyecto carece de la imprescindible evaluación de impacto ambiental, asunto que parece que tiene un carácter de trámite administrativo más, pero que es central en un proyecto de inmensa transformación del territorio.

Sin entrar en las características técnicas del proyecto, cabe decir que está anticuado, pues ignora avances técnicos importantes que han sobrevenido; que son muy discutibles sus previsiones de demanda, y que casi la mitad del recorrido es subterráneo,lo que encarece sobremanera el proyecto. El transporte en el eje Las Palmas-Aeropuerto-Maspalomas es un asunto de la mayor importancia económica y política y así siempre lo ha sido desde que despuntó la zona turística del sur de la Isla. No se trata, por tanto, de ignorar los problemas de congestión del tráfico actual, las retenciones, el número de personas por vehículo y metro cuadrado de pavimento, las intersecciones, los desvíos e incorporaciones, los incidentes y accidentes, las pérdidas de tiempo imprevistas y, en su mayoría, excesivas, etc. También, por otra parte, se reconoce que las soluciones no son fáciles, porque no vale con organizar flujos o los modos de transporte, ni exigir pautas de comportamiento social o establecer carriles y tiempos preferenciales, ya que traerían más superficies pavimentadas y son soluciones coercitivas aplicables cuando no quedan alternativas.

Pero la solución basada en el transporte con plataforma fija y exclusiva y con unidades guiadas, como es el tren, se puede considerar como una de las obras más trasgresoras del territorio insular y que puede trascender a varias generaciones, lo que requiere, sin la menor duda, el debate previo en el parlamento y la redacción de un proyecto para la movilidad, mayoritariamente colectiva, en la zona Sur de Gran Canaria que cumpla, al menos, las condiciones generales siguientes:

1. Ecológico. Debe producir la menor contaminación atmosférica y acústica. Debe convertirse en la oportunidad para mejorar y personalizar el paisaje, sin alterar las funciones ecológicas de los sistemas naturales. La integración medioambiental de las infraestructuras y del material rodante constituye el gran desafío del proyecto, no solo para su imagen externa sino para los pasajeros que lo utilicen.

2. Seguro. Se tienen que mejorar los ratios de seguridad relacionados con los pasajeros, operadores y con otros vehículos o peatones que se muevan en su entorno, en comparación con datos estadísticos anteriores equiparables o con sistemas similares aceptados internacionalmente. La seguridad debería incluir el aislamiento de los flujos de unidades del tren y servidumbres asociadas a lo largo de los recorridos entre paradas, evitando soterramientos y trincheras en la medida de lo posible.

3. Eficiente. El transporte por este medio debe prestar el mejor servicio, medido en calidades homologables y en tiempos de respuesta, al menor precio. En el retorno de la inversión habría que estimar tanto el rendimiento social obtenido, como los impactos económicos indirectos e inducidos que se producen.

4. Regular. En las frecuencias, en las paradas y en las capacidades que se ofertan, acomodadas a las diferentes necesidades de movilidad de los usuarios, añadiendo los recursos adicionales redundantes que garanticen la continuidad de los servicios esenciales. Se debe armonizar la conexión con núcleos poblacionales alejados del flujo principal, creando espacios de estacionamientos para vehículos particulares y concertando conexiones efectivas con otros servicios públicos colectivos.

5. Avanzado. Se deben utilizar material y sistemas tecnológicamente avanzados, con vehículos propulsados sin emisión de gases de efecto invernadero.

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